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lunes, 19 de julio de 2010

La rana y la princesa


Adaptada para la ocasión, modificando levemente los personajes sin permiso del autor, disculpe por la intromisión, aquí está mi último hallazgo.


Ella era una auténtica princesa
más estirada y puesta que un maniquí,
que habitaba un palacio como el de Sissí
y salía en las revistas del corazón,

que cuando tomaba dos copas de más
la emprendía a romper maleficios a besos.
Más de una vez, con anterioridad,
tuvo Su Alteza problemas por eso.

Un reflejo que a la luna
se le escapó,
en la palma de un nenúfar
lo descubrió;

y como en ella era frecuente,
inmediatamente
le reconoció.

Él era una auténtica rana común
que vivía ignorante de tal redentora,
cazando al vuelo insectos de su alrededor
sin importarle un rábano el porvenir.

Escuchaba absorto a una hembra croar croar
con la sangre alterada por la primavera,
cuando a traición aquel monstruoso animal
en un descuido le hizo prisionero.

A la luz de las estrellas
le acarició
tiernamente la papada
y le besó.

Pero salió rana la rana
y Su Alteza en rana
se convirtió.

Con el agua a la altura de la nariz
descubrió horrorizada que para una vez
que ocurren esas cosas, funcionó al revés;
y desde entonces sólo hace que brincar y brincar.

Es difícil su reinserción social.
No se adapta a la vida de los batracios
y la servidumbre, como es natural,
no le permite la entrada en palacio.

Y en el jardín frondoso
de sus papás,
hoy hay una princesa menos
y una rana más.
 "Joan Manuel Serrat"


1 comentario:

  1. Sencillo e ingenioso. No por nada Serrat es una de las grnades figuras de la canción de autor en España.

    Un abrazo!

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